miércoles, 30 de octubre de 2013

Guanábana para combatir Cáncer.

La Guanábana se descubrió útil para usos médicos hace 25 años pero a pesar de las multinacionales ha salido a la palestra popularmente en la lucha contra el cáncer, contra los efectos de la quimioterapia y con la esperanza de hacer del cáncer una enfermedad crónica, no letal.
La guanábana (Annona muricata) es un árbol de hoja perenne endémico del Caribe, México, Centro y Sudamérica, estrechamente relacionado con la chirimoya. Se cultiva, como ésta, por su fruto, de cáscara verde y sabor muy dulce.
La fruta es muy delicada de color verde oscuro cubierta de espinas suaves. Es relativamente grande y de cáscara muy delgada. Se debe cosechar antes de estar madura. La pulpa es blanca, cremosa, carnosa, jugosa y ligeramente ácida, mide 20-30 cm de largo, pudiendo pesar más de 2 kg.

En los últimos años, el extracto de guanábana ha llegado a ser ampliamente aclamado por tener propiedades poderosas para combatir el cáncer. Desde marzo de 2003, e-mails circulan por internet afirmando que el té de guanábana cura el cáncer. Hay diversos estudios sobre la anonacina, el compuesto de la guanábana que tendría efectos anticancerosos.
Antes de entrar en materia sobre las propiedades anticancerígenas de la guanábana una breve consideración sobre el destino de los bosques tropicales incluidas las plantas medicinales, todos ellos en grave riesgo.
El bosque tropical-según Norman Myers-es una de las maravillas del mundo. En muchos países los bosques son una parte viva de su cultura. Y sin embargo la mitad de ellos está en peligro, por la deforestación galopante a partir de 1980. La diversidad de esos bosques tiene una riqueza legendaria. Un solo arbusto del Perú puede albergar más especies que un bosque de Inglaterra. En el mundo comercializado de hoy la clave del aprovechamiento mantenido del bosque tropical reside en asegurar que una parte de los beneficios que puedan obtenerse se utilice para conservarlo, pero tal cosa está lejos de ocurrir.
Biodiversidad, Evolución y Extinción
La biodiversidad que hoy se encuentra en la Tierra es el resultado de cuatro mil millones de años de evolución.
Aunque el origen de la vida no se puede datar con precisión, la evidencia sugiere que se inició muy temprano, unos 100 millones de años después de la formación de la Tierra.
La biodiversidad no se distribuye uniformemente en la tierra. Es más rica en los trópicos, y conforme uno se acerca a las regiones polares se encuentran poblaciones más grandes y menos especies. La flora y fauna varían, dependiendo del clima, altitud, suelo y la presencia de otras especies.
Se han usado las especies de plantas silvestres subsecuentemente para propósitos medicinales en la prehistoria. Por ejemplo, la quinina viene del árbol de la quina (trata la malaria), el digital de la planta Digitalia (problemas de arritmias crónicas), y la morfina de la planta de amapola (anestesia). Los animales también pueden jugar un papel, en particular en la investigación. Se estima que de las 250.000 especies calculadas de plantas conocidas, se han investigado sólo un 10% o menos para posibles aplicaciones médicas.
Actualmente existen unas 250.000 especies de plantas con flores. Tres cuartas partes de ellas crecen en selvas tropicales. Es decir que cuando vamos a comprar un medicamento a la farmacia, uno de cada cuatro, procede o tiene ingredientes básicos de una planta tropical.
Entre tantos miles sólo unas pocas proporcionalmente, como la guanábana, aportan al hombre soluciones definitivas
Se calculan en 90.000 las especies de plantas en la región neotropical comprendida entre México y el norte de la Argentina por 30.000 a 45.000 en la zona tropical de Asia-África. Y aunque estamos estudiando la guanábana, queremos ofrecer una somera idea de la riqueza que encierra el trópico latinoamericano, en plantas decisivas para el futuro de la salud humana.
Por ejemplo se han encontrado especies de la pervinca (fuente de dos poderosas drogas usadas contra la leucemia y la enfermedad de Hodgkin (Caranthus roseus) en dos países tropicales. Y existe la posibilidad de una importante droga contra el SIDA en una planta de los bosques de Queensland y eso que Australia cuenta con unas 25.000 especies por 60.000 que tiene el Brasil, en cabeza de la diversidad vegetal del mundo.
Junto a esos datos se puede lanzar un brochazo pesimista en del respeto a esa biodiversidad que también lo encabeza el Brasil, que quema, tala y allana una superficie de cinco campos de fútbol al día y los dedica a la agricultura.
La riqueza de las plantas -muchas de ellas medicinales- contrasta con la debilidad del continente europeo que posee sólo unas 10.000 especies de las cuales, científicamente, se han estudiado el 60% y la penuria de los Estados Unidos, que en una superficie 33 veces mayor que la franja ecuatoriana, apenas dispone de un número muy bajo no cuantificado de especies y dispone de un 20% de plantas que ha importado para su industria farmacéutica del trópico de América latina, incluido México.
Un elevado porcentaje de las especies tropicales de Latinoamérica tienen importantes aplicaciones en la medicina moderna. Entre otras, son fuente directa de agentes terapéuticos, se emplean como materia prima para la fabricación de medicamentos semisintéticos más complejos, la estructura química de sus principios activos puede servir de modelo para la elaboración de drogas sintéticas y tales principios se pueden utilizar como marcadores taxonómicos en la búsqueda de nuevos medicamentos.
Descolgamos de la red lo que ha colgado un periodista colombiano, estudioso de la Guanábana.
Ante las primeras evidencias de laboratorio, una multinacional norteamericana gastó ingentes sumas de dinero para probar las propiedades anticancerosas del árbol de la guanábana o graciola y sus científicos quedaron asombrados de los resultados. Parecía que la planta, impronunciable, casi se iba a convertir en la fuente millonaria de dólares americanos. Ahora se trataba de comercializarla debidamente, patentar la planta como hallada en la selva por su ‘ scouts’ y pasarla al departamento de publicidad para hacer la promoción del gran descubrimiento de sus investigadores y desde ya atribuir el hallazgo a alguien ya famoso. Un nuevo Indiana Jones médico y explorador.
Pero la empresa se encontró con un obstáculo insalvable: el árbol de la guanábana o graviola, no ha sido plantado con semillas propias, ni hallado al azar, descubierto por alguien a sueldo del consorcio, ni logrado por manipulaciones transgénicas, sino que crecía desde los orígenes del tiempo y producía sus frutos y sus semillas que caían en la tierra y salían nuevas plantas... el proceso de la Madre Naturaleza. Pertenecía a todos, no era un monopolio exclusivo de nadie sino un bien común. Así lo vio el encargado de aprobar o desaprobar la patente. Y la petición razonada del consorcio fue desestimada, así como la apelación. Además era ley federal. Se trataba de un bien que no se podía patentar. Los esfuerzos fueron vanos. Incluso hubo un edicto o sentencia denegando la ‘ aplicación’ de la compañía. Por lo visto el membrete del Consorcio no impresionó a las autoridades federales. Menos mal.-
No fue posible obtener por síntesis ni bautizarlo o rebautizarlo, diciendo, por ejemplo que aunque no se trataba de un producto natural se había logrado en laboratorio reproducir las cualidades de una planta tropical descubierta por el químico fulanito de tal, y elaborado luego por tal corporación, etc. Como tantas fórmulas antes. Los esperados beneficios económicos que se esperaban de limitación también fallaron. No había manera de hacer ganancias serias.
La compañía optó entonces por tratar de sintetizar dos de los ingredientes del potente anticancerígeno del árbol de la graviola. Si hubiera podido aislarlos, estaría en condiciones de patentarlo legalmente y ganar billones. Pero se encontraron con un muro infranqueable. El original simplemente es imposible de reproducir.
Tampoco podía la multinacional protegerse comercialmente si divulgaba los resultados de sus investigaciones, con carácter de exclusividad, y si cualquiera usaba la planta no le pasaba nada. Perdió así la multinacional muchas horas de trabajo de sus especialistas. Y la oportunidad del ‘ business’ .
Como ese sueño se evaporó, la compañía prefirió archivar el proyecto decidiendo abstenerse de publicar los resultados de su investigación y hasta el nombre de la planta estudiada para, siquiera, tomarse una revancha sobre las instituciones contra el cáncer.
Por suerte, un científico que participó en esos trabajos, cuya ética profesional no le permitía aprobar tal conducta de la empresa, resolvió arriesgarse. Y se puso en contacto con una firma dedicada a estudiar las plantas tropicales del Caribe y se hicieron públicas las propiedades de la planta de Guanábana que no habían sido estudiadas científicamente.
Cuando los investigadores del Instituto de Ciencias de la Salud se enteraron de la información, comenzaron a investigar la posibilidad de que la guanábana pudiera combatir el cáncer. La evidencia de la efectividad asombrosa de la planta y la forma como se pretendió encubrir esa verdad no se hicieron esperar, levantando una oleada de indignación.
La verdad llana era ésta: en lo profundo de la selva tropical en la zona del Caribe y otras crece un árbol capaz de solucionar algo que la gente, su doctor, y el resto de los humanos esperan encontrar algo para luchar contra el cáncer, gracias a las oportunidades de supervivencia que ofrece. Ese algo se llama Guanábana.
Lo que se debe decir ahora claro es que no se trata de la vacuna absoluta que se espera sino que al menos por el momento es un remedio eficaz contra ese mal quizás transformando pronto una enfermedad letal en un mal crónico, como se ha logrado en ciertos tipos de SIDA y en otras enfermedades como la malaria. Y no se conseguido aún con el alzheimer y otras pandemias.
El afirmar como un artículo de fe que es la vacuna tan esperada, no sería realista. Mañana mismo puede ser realidad. Nunca antes se había presentado un panorama tan esperanzador como lo indican los resultados de la investigación, sobre los extractos de este árbol tan olvidado o, mejor, ignorado.
Algunas conclusiones basadas en hechos:
* Es una terapia natural que no causa náuseas extremas, ni pérdida de peso o del cabello, como en la quimioterapia.
* Protege el sistema inmunológico, evitando las infecciones mortales o las alergias.
* El paciente se siente más confortado y esperanzado a lo largo del tratamiento, porque ve y cree que sus expectativas de vida aumentan.
La fuente de esta información es fascinante. Procede de uno de los fabricantes de productos médicos más grandes del mundo, quien afirma que después de más de veinte pruebas de laboratorio, realizadas a partir de 1970 los extractos revelaron lo siguiente:
- Destruye las células malignas en doce tipos de cáncer, incluyendo el de colon, de mama, de próstata, del pulmón y de páncreas...
- Los compuestos de este árbol demostraron actuar 10.000 veces más que cualquier cura convencional probada hasta ahora, como especificaremos más adelante. Por ejemplo retarda el crecimiento de las células cancerosas de una forma mucho más eficaz que el producto Adriamycin, una droga quimioterapéutica, muy usada en el mundo médico.
La biodiversidad de las zonas tropicales de América es la gran riqueza pero las talas, los laboratorios y los terratenientes han terminado con tres cuartas partes de las 250.000 plantas del continente
- Y lo que es todavía más espectacular: este tipo de terapia con el extracto o el polvo de graviola, o guanábana, tan solo destruye las células malignas del cáncer sin afectar a las sanas.
La pregunta que surge de todo lo dicho es ésta: ¿Y si las propiedades anticancerígenas de la graviola han sido investigadas tan intensamente, por qué nadie había oído hablar antes nada al respecto?. Si ese extracto tuviera tan siquiera el 50% de la importancia que se le atribuye, ¿por qué los oncólogos, en los hospitales no instan a sus pacientes a usarlo?-esta interrogante la han formulado y la responden estudiosos de Colombia.
La respuesta es sencilla: no es ningún secreto que nuestra salud está bajo el control del poder económico. Y la graviola es una planta que era demasiado o sea un gran ‘ pactolo’ . Y sólo hacía falta ser discreto, lograr una fácil patente y luego hacer un tiraje tan gigante como el que se hizo con la gripe A.
La corporación norteamericana, multimillonaria, tantas veces citada es la que inició la búsqueda de una cura para el cáncer en plantas tropicales y su investigaciones de laboratorio se centraron en la humilde y abundante guanábana, tan dulce y tan sabrosa. Todas sus partes mostraron ser útiles: las hojas, las raíces, la pulpa y las semillas.
Todas han sido utilizadas durante siglos por los chamanes que cuidaban religiosamente de sus pacientes, los indígenas nativos en América del Sur o de cualquier continente. ¿Qué enfermedades trataban los ‘ brujos’ .? Todas. ¿Qué medicina o plantas medicinales usaban?. Todas.
Impresionante casuística de miles de casos tratados de cáncer de colon, cáncer gástrico, cáncer de páncreas, cáncer de próstata, cáncer de mamas, cáncer de riñones y cáncer de pulmones, entre los mil males tratados. ¿Curados?. No se sabe, ¿como van a hacer estadísticas los chamanes?.
Desde entonces, la guanábana ha demostrado fuera del ámbito de la medicina tribal, en más veinte pruebas de laboratorio homologadas, independientes entre sí, que su poder anticancerígeno era muy poderoso. Pero todavía no se han adelantado pruebas a ciegas (doble-ciego) que son las utilizadas por la ciencia médica como referencia para juzgar el valor exacto del tratamiento, antes de comenzar a usarse a tope una publicidad, digamos, universal, de su valor científico. Eso costaría además no un riñón como se suele decir sino los dos.
Un estudio publicado en el Natural Journal of Products (Boletín Diario de Productos Naturales), recogió fielmente un reciente estudio de la Universidad Católica de Corea Sur. Allí se decía que un elemento químico de la Guanábana o guanábana había sido utilizado para matar las células de un cáncer de colon de manera selectiva, y había mostrado una potencia 10.000 veces superior a la Adriamicina normalmente usada para ese tratamiento.
La parte más significativa de ese estudio de la universidad coreana confirmaba que la guanábana como era ya vox populi en México, Colombia, Brasil y Venezuela, y Perú sobre todo en el primero de esos países, tiene una cualidad selectiva extraordinaria. Es decir la planta elimina las células del cáncer, dejando intactas a las células sanas.
Al contrario de lo mencionado, la quimioterapia tradicional, casi único remedio existente hoy día, que ataca, sin discriminación, a todas las células en proceso de reproducción (como las del estómago, el cabello y otras). Los efectos colaterales a menudo devastadores de la quimio como náuseas, la pérdida ominosa de pelo y la de células sanas, quedaban obviados por una planta tropical nueva.
Otro estudio reciente, de la Universidad de Purdue, demostró que las hojas del árbol de guanábana matan las células de seis tipos de cáncer, en especial de la próstata, el páncreas y los pulmones. ¡Una verdad escamoteada por más de siete años había sido revelada!!!.
Las acetogeninas de las anonáceas son sustancias cerosas que resultan de la combinación de ácidos grasos de cadena larga (C32 ó C34) con una unidad de 2-propanol en el carbono 2 para formar una lactona terminal (dicha lactona queda al inicio de la cadena). Estudios en el Caribe sugieren una conexión entre consumo de esta fruta y formas atípicas de la enfermedad de Parkinson debido a la muy alta concentración de annonacina. La concentración de ésta en la fruta (15 mg/fruta) o en el néctar comercial (36 mg/lata) es cien veces mayor que en el té elaborado a partir de sus hojas (140 ? g/taza).
Detalles técnicos de la planta de la guanábana
Nombre científico: Annona muricata. Familia: Anonáceas. Siendo el nombre común el de
Guanábana, Guanábano, Catuche, Catoche, Anona de México, Graviola, Anona de la India, Mole.
Origen: no se conoce con certeza su lugar de nacimiento. Actualmente se cultiva en la América tropical, el sudeste Asiático y en las islas Filipinas. Es un árbol o arbusto perenne, que puede tener hasta 10 m. de altura, hojas oblongas y flores solitarias a lo largo del tallo.
La cáscara de color verde oscuro brillante, se vuelve verde mate cuando está madura, y está cubierta de espinas no puntiagudas. La pulpa es blanda, generalmente de color blanco puede ser ligeramente amarillenta, de una textura carnosa y jugosa y un sabor marcadamente ácido. El fruto alberga en su interior numerosas semillas de color negro que se desprenden fácilmente.
La Guanábana es muy apreciada en todos los países latinoamericanos ya que con ella se preparan helados deliciosos, bebidas y confituras. Se debe cosechar antes de estar madura.
Es de climas húmedos y se ha intentado cultivarla en España habiendo fracasado el intento. Este es un factor crítico en el cultivo de la Guanábana. Definitivamente pertenece a la selva húmeda. El árbol de guanábana es exigente, principalmente, en nitrógeno, fósforo y potasio. De otro modo las plagas se ceban en ella enseguida. Por ejemplo la polillas, avispas, ácaros y pulgones, no sólo eso puede tener enfermedades que para ella son letales como la producida por el hongo Colletrotrichum que le produce la Antracnosis que le ataca en las ramas, tallo... en todo. Después de todo no resiste el calor ni la sequía.
Centenares de trabajos de investigación en más de veinte laboratorios del más alto nivel científico como por el Instituto Nacional del Cáncer, National Health Center, la Purdue University de Estados Unidos y la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica de Corea del Sur, pueden dar fe de lo que ‘ Diáspora’ dice aquí.
La Guanábana o Graviola es algo más que una esperanza contra todos los tipos de cáncer. Y no tiene efectos secundarios adversos. Hay quien sostiene su de gran utilidad en todas las variantes del cáncer y se le considera además como un agente antimicrobiano de ancho espectro contra infecciones bacterianas y causadas por hongos. La guanábana es eficaz contra los parásitos intestinales y los gusanos, regula la tensión arterial, es un antidepresivo y buena contra los desórdenes nerviosos.
Dado que se trata de un producto natural no patentable, no es posible afirmar que sea la vacuna absoluta absoluta certeza-según hemos dicho. Sin embargo, existen diversos estudios al respecto que acreditan la fama que la Guanábana tiene al respecto. También la han estudiado otras universidades de Estados Unidos y hasta Japón.
Es la mejor alternativa cuando no se puede recurrir a la cirugía o a la de Cobalto Terapia o Radium Terapia o cuando se tiene que suspender la quimioterapia por los motivos harto repetidos y porque su acción y atrogénica sobre el hígado y los riñones es nociva. En las mil cartas que se publican en Internet se mencionan otros remedios-esperanza utilizados en el trópico tales como el mapurite, los famosos cocos o gorgojos aparte del espárrago, el lino, etc... También se aconseja, si no se consiguen frutos, lograr por lo menos hojas, ponerlas en el frigorífico o sitio fresco e irlas empleando como remedio aromático tres veces al día, cuidando al hervir que el agua que ésta suelta tinta color obscuro. También se puede hervir la hoja y tomarla, etc... La eficacia de las hojas o las semillas trituradas como té es ya conocida.
No hay incompatibilidad y al contrario se complementa muy bien, con cualquier tratamiento al que esté sometido el paciente mejorando la calidad del mismo. No tiene absolutamente ningún efecto secundario ni reacciones de intolerancia o alergia.
El primero en publicar las virtudes de la planta fue, en 1976, el Dr. Jerry Mc Laughlin de la Purdue University-ya mencionada. Continuaron esas investigaciones en el Instituto Nacional del Cáncer comprobando su efectividad en el de colon y de próstata. El National Health Center la utilizó para otros tipos de cáncer (gástrico, de riñones y de mama).
Las acetogeninas, derivados de la larga cadena de ácidos grasos existente tienen acción directa sobre las mitocondrias, el ATP, el Aparato Reticular de Goldi y las membranas y plasmas celular de las células cancerosas destruyéndolas selectivamente sin dañar las células y tejidos sanos, además contienen Bullatacin, Betasitosterol, Sitosterol, Campesterol, Ácido Miristico, Ácido Esteárico, Stigmasterol, Aminoácidos, Vitaminas y Minerales que actúan a nivel Enzimático y Molecular.
¿Cómo debe consumirse la guanábana?
Dado que la planta es un producto vegetal que también limpia el estómago, se recomienda tomar las cápsulas de guanábana de una manera gradual, de menos a más, con el fin de lograr que el cuerpo se acostumbre a este medicamento natural. Porque además de ser ayudante en tratamientos de los tipos de cáncer ya ampliamente numerados, también es Antibacteriana, Antiparasitaria, Antiespamódica, Astringente, Febrífuga, Hipotensora, Sedativa, Estomacal y Vasodilatadora.
También se utiliza tradicionalmente para combatir los estados de ansiedad, depresión y nerviosismo, como otras muchas infusiones naturales más tradicionales y con idénticos efectos...
En otros países de América Latina parte de la acción anticancerígena actual ha sido un remedio de uso ancestral y tradicional: en Brasil (acción analgésica, antirreumática y anticetrífuga). En Haití (astenia, gripe y antiespasmódica). México (bronquial y antidiarreico). Panamá (dispepsias y alergias). Venezuela (afecciones hepáticas). Malasia (afecciones reumáticas y dermatológicas)
Todas las partes del árbol de Guanábana se utilizan en medicina natural en las zonas tropicales. Las distintas características y aplicaciones se atribuyen a las diversas partes del árbol. Popularmente desde tiempo ancestral, la fruta y el zumo de fruta se toman además, para refrescar fiebres, para aumentar leche después del parto, y como astringente para la diarrea y la disentería. Las semillas machacadas se utilizan contra parásitos internos y externos, piojos principales, y gusanos, las raíces se consideran sedativas, antiespasmódicas e hipotensas.
Datos laterales sobre el tema y un libro importante
Quizás uno de los descubrimientos más importantes relacionados al cáncer es el de los parásitos. Todos los pacientes de cáncer están infectados con parásitos. Los parásitos (los mismos que le dan a nuestros perros y gatos) crean tanto tóxico dentro del cuerpo, con sus excrementos y su orina, que simplemente al cuerpo no le queda ninguna defensa contra el cáncer y sucumbe ante el ataque de las células cancerosas.
Este descubrimiento lo hizo la Doctora Hulda Clark cuyo libro "The Cure for All Cancers" (La Cura para Todos los Cánceres) ha vendido millones de ejemplares. Hay miles de personas que pueden dar testimonio del éxito del tratamiento herbal de la doctora Clark. En algunos pacientes se ha conseguido detener totalmente el progreso de un cáncer

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