Por más de treinta años, mis amigos familiares,
estudiantes y conocidos, me han estado comentando la grandeza de Roberto Gómez
Bolaños, conocido internacionalmente como Chespirito.
Hoy, por alguna razón y después de haber muerto el
mencionado productor, llegó a mi correo (el remitente era Televisa, como le
hizo para obtener mis datos, no lo se), un “paquete” conteniendo 4 enlaces de
los programas favoritos de todos. Dos de los videos se trataban de la tan
famosa serie de “El Chavo del 8”, uno era de “El Chapulín Colorado” y el último
era de “El Chómpiras, “La Chimoltrufia” y “El Botija”. (Con esos nombres he de
decirles que no se me antojó abrirlos, pero por curiosidad, decidí verlos para
saber la razón por la cual la mayoría de los mexicanos y latinoamericanos se
vuelven “locos” y se ríen tanto.
En fin, entrando en materia, al ver a los personajes de
la vecindad, me encontré con una sarta de incoherencias y estupideces (en los
dos capítulos); pleitos entre el Chavo (Gómez Bolaños) y la Chilindrina (Ma.
Antonieta de las Nieves), entre la Chilindrina y Quico (Carlos Villagrán),
entre Quico y el Chavo, entre Doña Florinda (Florinda Meza) y Don Ramón (Ramón
Valdés), gritos, mentiras como por ejemplo, Quico diciéndole a su mamá (Doña
Florinda) que Don Ramón le hizo algo, le quitó algo, etcétera; engaños, por
ejemplo, Quico prometiéndole cosas al Chavo y a la Chilindrina, sin la
intención de cumplir; Don Ramón engañando al Casero apellidado Barriga (Edgar
Vivar), con el pago de la renta; la hija de Don Ramón, la Chilindrina,
engañando al Sr. Barriga con respecto a la ubicación de su papá, violencia
(pleitos y golpes entre los “niños”, la mamá de Quico pegándole a Don Ramón (cachetadas,
escobazos, coscorrones y hasta con un bat de baseball) violencia infantil (Don
Ramón dándole un “coscorrón” al Chavo, pellizcando a Quico; también hay destrucción
del idioma (fue sin querer queriendo, Ron Ramón, y que yo ero... etcétera,
etcétera), además de promover la falta de respeto a los mayores, como el
ponerle el apodo de La Bruja del 71 (Angelines Fernández), que Quico le diga “chusma”
a Don Ramón al tiempo que le pega en el hombro (repitiendo lo que su mamá le
dijo); llamando Profesor Longaniza al Profesor Jirafales (Rubén Aguirre), entre
otras cosas.
No le vi la gracia a que se estén peleando, Doña
Florinda histérica contra Don Ramón y llega el Profesor Jirafales y Doña
Florinda, se transforma en una dulzura (sic), en fin, no le vi la gracia para
nada. (eso en los dos videos del Chavo).
Luego decidí ver a “El Chómpiras” y compañía, de verdad,
una verdadera tragedia para nuestro idioma (Yo como digo una cosa, digo la
otra; chales, órales, chafa, váyase rete-rápido ‘pa juera, entre otras “bellezas”.
Aquí justifican el hecho de que “El Botija” (Edgar Vivar) y “El Chómpiras”
(Gómez Bolaños) sean rateros, que el Sargento Refugio (Rubén Aguirre) hace el
papel del policía inepto e inútil al que “convencen” de que no hay delito sí el
robo se frustró! De la misma forma promueven el sonsonete de barrio bajo, las
fachas de “La Chimoltrufia” y su constante “o como digo una cosa, digo la otra”,
su “pos”, su “chale” entre otras “genialidades”.
Después de haber visto esos dos videos, me decidí a ver
el último, el del “Chapulín Colorado” un personaje patético, miedoso, tonto por
decir lo menos, que confunde los dichos (inicia un dicho y lo cierra con otro),
un personaje que denigra su uniforme, pero que además exhibe a los otros
personajes los presenta cobardes, inseguros, inútiles e ineptos, pues necesitan
de un estúpido para “sobrevivir” la situación en la que se encuentran y que, de
forma fortuita acaba por “enviar” a la cárcel al “villano” en turno.
En fin, después de haber pasado una hora con veinticinco
minutos viendo los 4 capítulos que me llegaron, solo puedo pensar que estos
programas estaban “pensados” o llevaban la intención de “entretener” a un
sector de la población con escasos conocimientos, con falta de intelecto y carentes
del más mínimo criterio. Tres series que perduraron (y perduran hasta el día de
hoy, incluso de forma animada) gracias a la escaza cultura de nuestra gente.
Sé que mucha gente me tachará de amargado, de infeliz
(falta de felicidad, no de méndigo), “cerrado” al “humorismo” tan “finamente”
manejado por Gómez Bolaños, pero lo único cierto es que fueron 80 minutos de mi
vida desperdiciados de la peor manera y que solo contribuyeron a incrementar mi
desprecio por los programas antes mencionados.
En mi opinión, el gobierno debió haber prohibido la
transmisión de dichos programas y hoy en día, debería prohibirlos pues son nocivos
para los niños.