En Internet hay miles de agencias de traducción,
aunque hoy en día prefieren llamarse «proveedores de servicios lingüísticos»,
más que nada para ocultar el hecho de que son meros intermediarios y no
proveedores de servicios, puesto que los servicios de traducción obviamente son
prestados por traductores, no por agencias de traducción.
Y en Internet hay casi tantas agencias de
traducción como traductores.
La pregunta es: ¿cómo hace el cliente para
encontrar un traductor o agencia de traducción honesto, comprometido y bien
formado antes de que suceda lo inevitable y su proyecto de traducción quede
completamente desfigurado?
Hay muchas señales fidedignas que nos permiten
separar la paja del trigo a la hora de buscar un proveedor de servicios de
traducción competente, puesto que también hay traductores y agencias de
traducción serios y fiables.
He aquí, pues, una lista de afirmaciones engañosas,
absurdas y por lo general totalmente espurias que suelen plagar los textos
propagandísticos de los sitios web de agencias de traducción impostoras.
1. Contamos con certificación
ISO.
Esta afirmación rimbombante y totalmente sin
sentido suele ir acompañada de un número mágico, como por ejemplo: «Nuestros
procesos certificados según la norma ISO 9001:2008 garantizan un servicio de
traducción profesional de calidad excepcional». Se puede diseñar un método y
una norma, por ejemplo, para procesar correctamente un producto cárnico, desde
la manera adecuada de faenar un pobre cerdo hasta la mejor forma de producir
una salsa sabrosa, o para las mezclas de hormigón que se usan en la
construcción de puentes, rascacielos y refugios nucleares u otros procesos de
fabricación, e incluso algunos procesos de prestación de servicios.
Lamentablemente, no hay un método práctico que pueda aplicarse al proceso de
traducción porque la traducción no depende tanto del método empleado sino de
las cualidades del traductor, algo muy difícil —aunque no imposible— de medir y
cuantificar.
2. Traducimos todos los
idiomas en cualquier área de especialización.
Esto generalmente significa que nadie en esa
ambiciosa agencia de traducción tiene conocimientos especializados sobre nada,
de ahí que no tenga otra opción que aceptar trabajo desde y hacia cualquier
idioma y en cualquier área. ¿Cómo puede alguien tener la desfachatez de afirmar
que se desenvuelve con soltura en todos los campos del conocimiento humano (y
en todos los idiomas) en la mitad de la segunda década del siglo XXI?
Este tipo de conocimiento universal, llamado pansofismo
(que equivale a conocer todo, o casi, sobre todo lo existente, desde aquella
fantástica predecesora de la química llamada alquimia hasta las
matemáticas y todo lo demás, incluidos los idiomas más importantes del pequeño
mundo que había en ese entonces) todavía era una meta alcanzable a comienzos
del siglo XVII, cuando los conocimientos humanos eran bastante limitados.
Pero claro, como solo necesitan saber una cosa
—cómo comprar barato y vender caro—, los intermediarios que venden traducciones
son los nuevos pansofistas autoproclamados de nuestra era y se «especializan»
en todos los idiomas y todos los campos.
3. No trabajamos con
traductores, sino con doctores, abogados, especialistas posgraduados, etc.
Esta afirmación delata una total falta de
comprensión del oficio de traductor. Todo buen doctor o abogado tuvo una
formación especial y cuenta con experiencia pertinente, y lo mismo vale para
los traductores. Se puede llegar a ser un buen traductor sin haber tenido una
formación lingüística especializada, pero no sin tener conocimientos profundos
de al menos dos idiomas, algo que solo se logra tras muchos años de estudio y
otros tantos de experiencia como traductor especializado. Así, un muy buen doctor puede ser un pésimo traductor, porque
son dos tipos de trabajo que requieren cualidades específicas muy distintas.
Además, cabe recordar que los abogados y
especialistas posgraduados difícilmente aceptarían trabajar por las tarifas
irrisorias pagadas a traductores aficionados por agencias de traducción que se
venden de esta manera absurda en sus sitios web.
4. Cada traducción es revisada
en el marco de nuestro riguroso sistema de edición en varios niveles y mejorada
una y otra vez por 5 (6, 7 y hasta 10) de nuestros expertos sectoriales
bilingües gracias a nuestro proceso patentado de control de calidad de
traducciones.
Este artificio publicitario es tan pueril que está
orientado a clientes particularmente ingenuos. Aunque un proceso de
deconstrucción y reconstrucción en múltiples niveles ayudara a producir una
buena traducción —lo que de por sí ya es una falacia, como bien expliqué hace
varios años en este artículo publicado en The ATA
Chronicle—, ¿cómo es posible que alguien pueda pagar a 5 (o hasta 7
o más) expertos altamente calificados para que trabajen en una misma
traducción, y cuánto podría llegar a costar esa traducción, considerando que
pocos expertos altamente calificados aceptarían trabajar gratis?
5. Contamos con 3000 (hasta
4000 o 5000; generalmente no más de 10 000) traductores expertos altamente
calificados en nuestra base de datos.
Pues bien: si en el mundo con suerte hay un puñado
de traductores altamente calificados y especializados en un rubro y un par de
idiomas específicos, ni hablar de 3000. Lo que realmente significa este
disparate es que la agencia de traducción recaba la máxima cantidad posible de
contactos para su base de traductores para que, cuando le llegue un proyecto de
traducción, pueda adjudicárselo al traductor que ofrezca la tarifa más baja y
quedarse con el margen más alto posible.
Las agencias de traducción de calidad, honestas y
experimentadas, que realmente se especializan en un rubro y conocen la
profesión de verdad, generalmente se limitan a trabajar con unos pocos
traductores que destacan en un campo determinado porque esa es la mejor
garantía de obtener una buena traducción. Saben que necesitarían una base de
datos de 3000 (4000 o hasta 10 000) traductores en la cual hurgar para buscar
las tarifas ínfimas que suelen ofrecer traductores zombis cuyo trabajo no dista
mucho de una traducción automática, como he explicado, por ejemplo, en esta entrada.
Y no es eso lo que buscan.
6. Nuestra tecnología especial
de traducción asistida por computadora, desarrollada especialmente para nuestra
empresa, se traduce en importantes ahorros para nuestros clientes.
Hoy por hoy, todo el mundo usa tecnologías
informáticas, incluidos los traductores. Algunos usan herramientas de memoria
llamadas TAC, o ‘traducción asistida por computadora’, y otros no. Son
herramientas muy útiles para algunos tipos de traducción —como, por ejemplo,
para actualizar manuales de computadoras o impresoras donde se repite mucho
texto—, pero no tanto (en mi humilde opinión) para la traducción de patentes, y
son completamente inútiles, por ejemplo, en la traducción de novelas o material
publicitario.
Uno de los grandes problemas de estas herramientas
es que algunas agencias de traducción tratan de pagar menos o incluso nada por
las palabras y oraciones que se repiten en el texto (llamadas
coincidencias totales y coincidencias parciales en la jerga de
las TAC). De esa forma, los traductores pasan a ser poco más que un
procesador de textos obligado a respetar estricta y servilmente las condiciones
que se le imponen a través de la herramienta TAC omnisciente, muchas veces
engañados por la agencia de traducción gracias al artificio matemático del
software que realiza el recuento de palabras.
Difícil creer en esta fórmula como una garantía de
calidad, aunque desde el punto de vista de algunas agencias de traducción sea
sin duda una excelente forma de pagar lo menos posible a sus traductores —si es
que podemos llamarlos de esa manera—.
Los ahorros logrados (es decir, el dinero que no se
paga a los traductores) a veces se traspasan al cliente, al menos en parte, y a
veces no.
7. Imágenes retocadas de
jóvenes sexis que posan como traductores experimentados en los sitios web de
algunas agencias de traducción.
Las rubias sexis son el modelo favorito en estos
casos, aunque a veces también recurren a pelirrojas y morenas, y al menos una
de ellas lleva lentes y esboza en su rostro perfecto un aire meditabundo para
dar la impresión de que en ese preciso instante está muy concentrada en un
problema de traducción particularmente complicado. También pueden usar fotos de
hombres guapos, incluso alguno que parezca fisicoculturista y tenga algunas
canas, y de preferencia que representen al menos tres orígenes étnicos diferentes.
Por lo general, el uso de este tipo de imágenes
significa que la agencia no quiere revelar quiénes son los verdaderos
encargados del sitio web, las más de las veces porque son personas monolingües
que carecen totalmente de las cualidades necesarias para desempeñar su labor.
De ahí que los clientes potenciales vean imágenes especialmente retocadas para
que se sientan a gusto con este tipo de ilusión: modelos de atractivas
facciones que poco o nada tienen que ver con el mundo de la traducción.
¿A qué hombre no le gusta ver una foto de una
rubia, pelirroja o morena sexi? Pero si yo fuera un cliente que necesita
traducir documentos importantes, antes bien me gustaría saber exactamente
quiénes son las personas que se encargarán de traducir mis documentos, o al
menos quiénes gestionarán el proceso de traducción.
Las buenas agencias de traducción, aquellas que son
dirigidas por traductores o gestores de proyecto competentes, suelen hacer
alarde de la formación y las cualidades de las personas que ofrecen servicios
especializados de traducción o de gestión a los clientes más exigentes, y no
necesitan imágenes retocadas de jóvenes sexis que nunca han traducido nada en
sus cortas y amenas vidas.