México país lleno de maravillas tan falto de ciudadanos
Lic. Pedro G.
García Rementería
Un país
lleno de bendiciones, con todo tipo de vegetación, de fauna silvestre, de
petróleo, de mar, de montañas, de selvas, de bosques, de desiertos, de
volcanes, de valles, de cultura, de tesoros arquitectónicos, de ruinas
per-colombinas, en fin, tan lleno de cosas y tan vacío de ciudadanos.
México
es un país que se nutre de esperanza y que los mexicanos terminamos por ofuscar
y hasta de atentar contra esa misma esperanza; nada satisface los deseos de los
mexicanos, sí se hace algo, porque se hace y, sí no se hace, por no hacerlo, al
final, el país es el que paga las consecuencias.
Somos un
país lleno de agachones, de arribistas, de inconformes, de insatisfechos ante
lo que tenemos y frustrados por lo que no tenemos; nos “colgamos” del éxito de
unos cuantos en la victoria y los destruimos en la derrota. Nadie se salva, el
que hoy es un héroe mañana es un villano; quién nos salva de la derrota, lo
injuriamos cuando provoca la derrota.
Sí unos
delincuentes, “disfrazados” de estudiantes, toman con violencia su casa de
estudios, nos quejamos de que las autoridades NO hacen nada y les recriminamos
que les permitan hacer y deshacer a su antojo, sí las autoridades proceden a
impedirles los actos vandálicos, son unos desgraciados, autoritarios; sí las
autoridades no detienen a los delincuentes, son unos ineptos, corruptos,
ineficientes, etcétera, pero sí los detienen, son unos desgraciados porque no
respetan los derechos humanos, de esos mismos delincuentes, que intentaron
matar y en muchos casos lograron matar a los miembros de las fuerzas armadas
que decidieron enfrentarlos en beneficio de los mexicanos.
Se
detiene a un miembro del crimen organizado y los reflectores van dirigidos a
sus derechos humanos, no importando que estos mal vivientes han violado los
derechos de ciudadanos y de sus familiares; pero eso sí, que la víctima no sea
miembro del México preferencial porque entonces sí, los mexicanos nos
indignamos y exigimos justicia.
Pobre
México, tan lleno de exigencias y de indiferencias, nada nos complace y peor
aún, nada nos conmueve a trabajar unidos para salir adelante; sí el candidato
de un partido gana, todos aquellos en su contra lo maldicen, lo insultan, lo
denóstan, lo hacen centro de sus burlas y todo lo que haga o deje de hacer, es
motivo para que se metan con él; los mexicanos renegamos de quién conduce
nuestro destino, en vez de poner nuestro esfuerzo para trabajar en favor de
cambiar al país, a sus gobernantes, a sus autoridades. Es más fácil escudarse
en el anonimato de las masas y desde ahí, lanzar improperios contra todos,
somos un país lleno de agachones, de sanguijuelas que lo único que nos importa
es lo que tengo, lo que me toca, por eso, merecemos lo que tenemos, un país
acéfalo, en donde a los políticos sólo les interesa llegar para hacerse ricos,
para asegurarle el futuro a sus seres más cercanos, sin importarles los
mexicanos y lo peor de todos es que a los mexicanos no nos importa, mientras
llevemos agua a nuestro molino.
Viajamos
por la vida quejándonos de todo y de todos, pero cuando tenemos la posibilidad
de lograr un cambio, haciendo lo que es correcto, presionando a nuestros
dirigentes, simplemente nos agachamos, escondemos la cabeza y nos damos la
vuelta... qué triste es...
Sí hay
logros, no hay apoyos y, cuando los hay, no se consiguen los logros, somos una
raza diferente a la de nuestros ancestros, orgullosos portadores de su cultura,
de su gallardía, de su raza, nosotros, ya lo dijo Octavio Paz, somos una raza
diferente, sin raíces, sin orgullos, sin gallardía, no somos enteramente
criollos ni españoles, somos una mezcla de muchas razas y de ninguna, somos un
híbrido sin raíces, sin cultura, vacíos de autenticidad y de orgullo, por lo
que buscamos el beneficio personal aún a costa de los demás. Pobre México...
Una cosa
es segura, llegarán tiempos de cambio, en donde ya no existan esos dos México,
uno para privilegiados y otro para el resto de los mortales, pero como no
sabemos unirnos, la oportunidad se la llevará el viento y, nuestro querido
México, continuará a la deriva, lleno de un vacío civil...
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