martes, 8 de octubre de 2013

El arte de seguir “ordeñando” no importa a quién perjudique.

Por Lic. Pedro G. García Rementería

El adalid de los pobres, el hombre que se dice representante del pueblo, defensor de los oprimidos, nuevamente sale a las calles a instar a sus seguidores a una campaña de desobediencia civil, proclamando cercos al Congreso, al Senado, con marchas y plantones como muestra de su descontento ante la respuesta presidencial desfavorable a “sus” Reformas Constitucionales. El mártir de las urnas, vuelve en busca de reflectores pues ha sido opacado por las movilizaciones de la CNTE, de los anarquistas y de toda la sarta de vándalos que han desquiciado a al distrito Federal y a varias entidades del país.
         En su “propuesta” de desobediencia civil, exige a la población “menos favorecida” de México, que se una a “su” movimiento pues asegura es en beneficio de esa misma clase “desfavorecida” que él protege y las preguntas que surgen son: Esos “desprotegidos y vulnerables” ¿No son los mismos que, gracias a sus movimiento, marchas y plantones han perdido sus empleos al ver cerradas sus fuentes de trabajo? ¿No son esas clases desprotegidas las que no pueden acceder a sus centros de trabajo debido a sus plantones? ¿No son esos “desfavorecidos” quienes lo han mantenido durante casi 7 años y a los que les ha pagado provocando que cierren sus centros de trabajo? ¿No son esos mismos hombres y mujeres que “busca defender” de las atrocidades cometidas por el gobierno, los que dan la cara en el día a día y que no pueden llegar a tiempo a sus labores, a sus consultas médicas, a sus escuelas y a los lugares a los que se dirigen pues sus plantones y sus marchas se los impiden?
         ¿Cuál es la congruencia de ideas del Andrés Manuel, sí por un lado dice que su lucha es por el bienestar del pueblo de México y por el otro lo ahoga en el desempleo? ¿Qué le ofrece este vividor a los que menos tienen, sí les exige que salgan a las calles y protesten sí al término de sus protestas ellos pierden el empleo y él se regresa a su casa a seguir gozando de la vida a expensas de ese pueblo que dice él defiende? ¿Hasta dónde puede llegar el cinismo de tan nefasto personaje, que después de tanto daño que ha causado (porque el cierre de micro, pequeñas y medianas empresas se da a consecuencia de las marchas y plantones organizados por él), todavía sigue insistiendo que su desobediencia civil pacífica es en defensa de los que menos tienen? Es tiempo de que el pueblo de México se dé cuenta de que el tabasqueño sólo busca seguir “ordeñando” al erario a trabes ahora de su partido Morena, pues los pobres, los que menos tiene, los desprotegidos a él, simplemente no le interesan...

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